martes, 17 de enero de 2012

Kant leyendo el Marca

Ante todo me justificaré por una larga ausencia. Básicamente no he vuelto a escribir porque no me ha dado la real gana, si esto constituye una justificación. De hecho, las últimas entradas las dediqué a la música, que además fueron abortadas por problemas técnicos (he descubierto que afortunadamente ya desaparecidos). Pero la escritura es, básicamente, como la memoria: fragmentaria. Se hace a trozos y a trazos; a retazos que precisamente por su repetición consiguen elaborar eso que llamamos recuerdo y obra.

Y hay otra razón. Cada vez soporto menos los blogs. Quitando los que sigo por la excelencia de sus contenidos y de las personas que los escriben, en general suelen resultar bastante pedantes y faltos de contenido y/o repetitivos (ojo! no pretendo situarme au-dessus de estas personas, nadie me gana a pedante si lo deseo). Apenas quiero mencionar el choni-blog, que es el que más pulula por la red. Siempre he considerado que la bitácora es digna de un navegante que se descubre a sí mismo, y no del que se va de viaje de fin de semana a Torremolinos.

La decisión ha surgido porque el otro día alguien me sugirió de broma que crease un grupo en Facebook llamado "yo también utilizo a priori en sentido temporal". La idea me hizo gracia, y de hecho estuve a punto de llevarla a cabo. Desde luego sería un grupo de lo más freak. Pero qué le vamos a hacer, deformación profesional. Resulta que además de ser un uso incorrecto del  término, conlleva un contrasentido lógico, contrasentido que cualquier estudiante que haya acabado el bachillerato (el completo, actualmente) debería conocer.

Empecemos por lo fácil: recurrir a la RAE. "A priori. (Loc.lat. literalmente, 'de lo anterior'). 1. loc. adv. U. para indicar la demostración que consiste en descender de la causa al efecto o de la esencia de una cosa a sus propiedades. De esta especie son todas las demostraciones directas en las matemáticas. 2. loc. adv. Antes de examinar el asunto de que se trata." Creo que no hará falta insistir en el efecto lógico-demostrativo de la primera definición. El problema surge en la segunda: es muy fácil quedarse con la idea de "adverbio" y de "antes", omitiendo el resto de la definición. Pero es que una locución adverbial implica muchas cosas, también causa, efecto, etc.

De hecho, si uno se remonta a los orígenes del término latino, encontrará que al fondo del todo se encuentra Aristóteles cuando en su libro Delta de la Metafísica (el primer diccionario de filosofía que se conserva, para el que no lo sepa) se habla de las cosas que son anteriores (proptera) y posteriores (hystera) según los principios de cada género y el conocimiento. A esto es a lo que con el paso del tiempo los latinos llamaron a priori y a posteriori. Cierto que Aristóteles añade que hay cosas anteriores según el tiempo, el lugar, el movimiento (uso propiamente adverbial), pero nadie anda diciendo por ahí que tiene una mesa a priori por su cercanía.

La cosa resulta ya chocante cuando uno hace una lectura filosófica del asunto. Si uno recurre a Kant, donde casi todos los que tenemos estudios hemos aprendido a usar estos términos, se encuentra que "tanto la existencia como la sucesión no serían siquiera percibidas si la representación del tiempo no les sirviera de base a priori" (KrV, B46). ¡Maldición! ¿Cómo hacer una interpretación empírico-temporal de lo a priori si el tiempo mismo es a priori? ¿No es un consentido? Y añade: "... los fenómenos (...) pueden desaparecer todos, pero el tiempo mismo (en cuanto condición general de su posibilidad) no puede ser suprimido" (Ibid.). No es extraño, por tanto, que el tiempo (o la Zeitligkeit como diría un heideggeriano) en tanto que condición de posibilidad a priori, sea lo que enlaza la estética trascendental (nuestra representación empírica) con la lógica trascendental en sus dos vertientes, analítica trascendental (el formalismo del entendimiento) y dialéctica trascendental (el contenido de la razón).

Se me podrá echar en cara (además de mi reconocida y deseada pedantería, insisto, porque puedo), que estoy en una confusión entre significado y uso. El significado me parece demostrado que no se encuentra en la definición de la RAE, ya que siempre se remite a las causas cuanto menos. En cuanto al uso... bueno, hay quien ha afirmado que toda la filosofía del siglo XX no es otra cosa que filosofía del lenguaje y del uso que se hace de él. Por eso mismo, no está de más pasar un rato pensando cómo hablamos.