sábado, 30 de julio de 2011

viernes, 22 de julio de 2011

Empiezo a ver

Empiezo a ver al loco que has hecho de mi. Casi no me atrevía a publicar esta cancíón. He hecho dos versiones.. pero siempre la destrozo. Aunque mayores destrozos hicimos en nuestros tiempos!!!!

Con esto creo que cierro el ciclo dedicado a los agradecimientos a Clapton, en especial a los Derek, con esta canción del mismo Clapton y de Bobby Whitlock. ¡Cuántas veces la hicimos en plan rumbero! ¡Cuántas veces me he inventado la letra! Pasemos página con esta última dedicatoria. ¿Por qué el amor tiene que ser tan triste?

A ver si ahora me empiezo a dedicar a mezclar las "colaboraciones" (que sí, que sí, que ya me pongo con el Cubase) y a colgar canciones propias.

Why does love got to be so sad?



viernes, 15 de julio de 2011

Sólo una noche

     El otro día publiqué una entrada titulada Bluesman con una vieja canción de Billy Myles. Pero si algún tema en especial significa el blues para mi, es éste. Se estaban acabando los años ochenta. Yo tocaba mi vieja guitarra española de doce mil pesetas (un dineral en esa época, especialmente para un adolescente) mientras escuchaba a los Dire Straits. Escuché un par de cosas de Eric Clapton, y me gustó. Pero fue entonces cuando cayó en mis manos una cinta grabada ("años ha" la piratería era más cutre) con el disco Just one night (At Budokan) de Clapton. Yo tenía quince o dieciséis años. Estaba acostumbrado a escuchar música más o menos melódica. Incluso los primeros Dire Straits, con su Honky Tonk y su voz rasgada, eran bastante "musicales". Me acompañaba del disco de Clapton tocando las canciones más conocidas, en especial Wonderful Tonight. Pero había una canción que me impactó, de la que no sabía ni su nombre (inconvenientes de las cintas "pirateadas", ahora salen mejor que los originales). Era un blues de diez minutos impresionante. Me encantó, me transtocó, me metamorfoseó. Lo tocaba y no sabía. Era sencillo y al mismo tiempo totalmente complicado. Son tres acordes, tres notas... ¿por qué no me sale? Desde entonces decidí esforzarme en comprender esa música, en poder hacerla, en poder sentirla.

     Cuando tuve un poco de dinero acabé comprándome el disco original en CD (de BSO, que luego fue Polydor, qué recuerdos!!!!). Desde entonces decidí que mi vida serían unos vaqueros, unas botas, un chaleco y una Fender Stratocaster, y que gritaría a los cuatro vientos que Clapton es dios y que Johnny Patillas es su profeta. Han pasado mucho años desde entonces, la movida se acabó, toda esa gente pasó y ya tenemos veinte años más. La Strato que llegó de Nueva York a mitad de precio sigue aquí conmigo. El resto de cosas es posible que hayan cambiado. Le decían a Clapton que cómo se podía tocar blues con trajes de mil dólares. No creo que tenga mucho que ver si algo he aprendido en estos años. De hecho esta canción habla de lo contrario ("en esta generación de millonarios, es difícil conseguir ropa decente que ponerse"). Hay que vivirlo.

     Hoy comparto una vivencia, no una canción. La he hecho con el ritmo original de Otis Rush pero con la misma (o bastante más) saturación de Clapton. Os dejo con este doble aprieto.



sábado, 9 de julio de 2011

Bluesman

¿Alguna vez amaste a una mujer? Esta canción siempre me recuerda al "I'm begining to see".... En fin, ahí queda


miércoles, 6 de julio de 2011

Encantado de conocerle

Hay ocasiones en las que te visita el duende, te invade el daimon del que hablaban los antiguos griegos (siempre son "antiguos"). Esta ha sido una de ellas.Sentir correr por tus venas la presencia de un dios que no lo es (porque todos han muerto al oír a uno decir que era el único), el ritmo que hace latir el corazón, el sístole y el diástole del blues, la dilatación y relajación casi sexual que se siente cuando el ritmo te invade como una horda bárbara arrasándolo todo.

Además de todo, esto es un breve recuerdo a muchas personas y personajes que se cruzan contigo, que te marcan de una forma ineludible y a los que, por lo menos, se les debe respeto y simpatía. Viejos maestros...

Aquí os dejo con sus "simpáticas" majestades.


sábado, 2 de julio de 2011

Like a rolling stone

Buen día para dejar esto aquí. ¿Será a partir de hoy el santo patrón de los derechos de autor? Respetando el derecho a la presención de inocencia (yo respeto sus derechos, ellos no respetan los de los autores), creo que se demuestra claramente que una sociedad privada con ánimo de lucro no puede gestionar las ganancias generadas por tanta gente, incluso los no iniciados en esa sociedad.

En fin... dejando de lado estos temas de economía política... un regalo...

Decía Sabina:

Así que de momento, nada de adiós muchachos
me duermo en los entierros de mi generación.
Cada noche me invento, todavía me emborracho
tan joven y tan viejo....
like a rolling stone.

Aquí os dejo esta rollinstonada de Jagger y Richards.


viernes, 24 de junio de 2011

Contornos abiertos

Heme aquí de nuevo, en mis soledades... ¿quién dijo eso?

Bueno, el caso es que estoy aquí para desdibujar estos contornos, para permitir que creen nuevos espacios, nuevos límites ilimitados. Límites sonoros, espacios y tiempos rítmicos que recuerdan momentos, tiempo, tempo, música. En fin, que he decidido que este espacio proporcione espacio y sea lugar para otros lugares. Entre ellos, música. Voy a ir colgando aquí poco a poco mis "perlas", empezando por alguna versión y prometo colgar material original. Lamento que la calidad no sea todavía la suficiente y que los ritmos no estén muy currados, la verdad, pero todo se limita a una sesión de un par de horas normalmente.

La verdad, para ser sinceros y quitando el toque poético a esta entrada, lo he hecho por la imposibilidad de colgar en mi web material audiovisual. Ya se sabe, hostings gratuitos de quien te da el servicio de ADSL que, en nombre de la tan nombrada y vapuleada Ley de la Propiedad Intelectual y los supuestos derechos de los autores, violan el derecho de un autor a poner donde le salga de las pelotas (con perdón) su obra. Mis derechos no los rige la SGAE ni cualquier otra organización con ánimo de lucro similar. De hecho, de aquello que se ha publicado nunca he recibido ni un sólo céntimo de estos malandrines y, sin embargo, les he tenido que pagar por ello. Y dicho sea de paso, se prohíbe que haga público lo que podría proporcinarme beneficios en un momento dado. Añadir además para estos rufianes... y porque casi me obliga la ley: no obtengo ningún beneficio de las versiones que toco y grabo en mi casa (gracias a los Dire Straits por acompañarme en tantas sesiones de guitarra, eso sí), por lo que puedo publicar aquí lo que me de la real gana. Eso sí, no puedo dejar de decir que es Water of love, del señor Knopfler, don Mark.

Espero que lo disfrutéis como yo lo hago...

 

sábado, 30 de abril de 2011

The final countdown

En la vida todo es contar.
10
Contar con alguien, contar con algo, contar algo. Pero siempre contar.
9
No se empieza a contar hasta el segundo número. El primero no es más que un simple número. Pero no hay transcurso, no hay cuenta verdadera hasta que no hay dos números. Dos ya implica pasar el tiempo. El uno es la unidad, la eternidad que no se mueve. El instante.
8
Contar para adelante, contar para atrás. ¿Dónde está la diferencia?  Parece que si contamos para atrás es como si algo se acabase, el final de la cuenta. Pero no, en el fondo es una forma de rememorar, el llegar a algo que ya existe, que está ahí. El final quizá esté en contar hacia delante, hacia no se sabe dónde se acaban los números. Lo que nos queda a nuestras espaldas lo controlamos, ¿o no?
7
Seven, go to hell or go to heaven
6
La bestia. Siempre está ahí. Dentro de nosotros, fuera de nosotros, pero en nosotros. Con ella lidiamos todos los días. Sentimos el horror que nos invade, el mismo horror que demostramos hacia fuera. Tenemos ganas de matar, de demostrar nuestra superioridad sobre esa gentuza que nos rodea. Y sin embargo pertenecemos a esa misma gentuza. Somos el mismo horror con el que queremos acabar. La basura que expulsa el vertedero. El vertedero mismo lleno de desperdicios. La basura que expulsamos día a día.
5
Cinco cerdos, cinco rabos, cinco demonios colorados.

4
Pa tu culo mi aparato. Por el culo te la hinco. Las rimas fáciles son las mejores. Esta es la poesía de hoy en día. Garcilaso, Góngora... hablarían de esto todo el día. Coplas a la muerte de mi padre. De tus putos muertos. De la puta madre que te parió.
3
La regla de tres. La regla. La regla de San Benito. Quizá en esta vida tengamos que mantener ciertas normas, ciertas compensaciones con el karma original. Todo responde a una racionalidad. Incluso lo irracional tiene una razón de ser. En esta vida podemos dar razón de todo.
2

Ya va quedando poco para el final de la cuenta atrás. Nada tiene sentido, nada merece la pena. Todo es una colmena llena de seres, de barruntos, de poco más que espacios, de necesidades.
1
Mierda. Porquoi me reveiller?
0
Bummmmm

martes, 8 de marzo de 2011

El Vertedero (reflexión eco-ontológica)

Cada mañana el vapor emerge de entre las cloacas, y ve la luz aquel panal de innumerables enjambres, el crisol de la mal llamada civilización, el polen que reproduce la miseria humana allí por donde va, cuando libamos con nuestras costumbres, empeñadas éstas en ser las mismas y por tanto eso, costumbres, y reiterarnos en nuestra humanidad y por tanto en esa misma misera que nos constituye. Cada mañana se eleva el vertedero.

El vertedero lo es todo, y a la vez no es nada. Es todo ya que todo acaba en el vertedero y todo vive en él. Pero por eso mismo no viene a constituir una unidad holística, sino que es la acumulación no ya de sus partes, porque el vertedero por no tener no tiene ni partes, ya que las partes son partes de lo que alguna vez fue algo, y el vertedero o lo es todo o es nada, pero nunca la determinación de algo. El vertedero, por el contrario, deviene. Pero deviene vertedero. Deviene un ser que consiste en no ser. Su partes, como decíamos, no son partes; son restos. Restos de sobra y restos que restituyen otras cosas, nunca algo. El vertedero se pervierte revertiendo e invirtiéndose sobre sí mismo.

Todo se vierte en el vertedero y al mismo tiempo el vertedero vierte todo fuera de sí. El vertedero es un momento constitutivo de toda existencia, que nunca es completamente ajena al propio vertedero. Así pues, si una mente enferma quisiese rebelarse contra su ser y, lo que es peor, contra su no ser, y saliese de golpe del vertedero, tendría que aceptar un suicidio material, no hablamos ya del ético-psicológico, y decir que su cuerpo ni es ni no es, y eso viene a ser lo mismo que decir que se es Dios, locura semejante a la de aquellos que creen tener la omnipotencia de jugar a los dados con el mundo o, en este caso, con los restos de ese mismo mundo. Porque, digámoslo ya, nuestro mundo está hecho un vertedero, lo cual significa lo mismo que decir que el mundo es un vertedero.

Parece que tras esta breve introducción la conversación nos lleve a determinar qué es y dónde está el vertedero, qué hay en su interior, si es que acaso podemos decir que haya interior, pues esto significaría hablar de un exterior y ponerle límites al vertedero aceptando, por tanto, que sí pueda darse un estar-fuera-del-vertedero, como lo escribirían los "heideggeriados". El vertedero consiste en ser vertido y revertirse a sí mismo, con lo cual siempre se refiere a algún alguien que participa de ese ser. Este ser, humano o no, es lo que a partir de ahora llamaremos ser-resto o, abreviado, seresto. Nuestra determinación consiste en ser una sobra más.

También habíamos dicho que había que delimitar, esfuerzo ya de por sí vano, pues cómo delimitar lo ilimitado mas no con ello infinito, que es el dónde y cómo está situado el vertedero. El vertedero viene a ser algo así a lo que Ortega llamaba circunstancia, y perdónenme los ortegianos por comparar la límpida y filosofante circunstancia con el hediondo y repugnante vertedero y los efluvios que este emana continuamente. No obstante, el vertedero es lo que circunscribe al seresto y le hace serlo que es, sin que el seresto sea en sí mismo el vertedero pero sin que éste pueda pasar sin aquél. El vertedero es la circunscripción de los restos y éstos son tales en el vertedero. Por tanto, allí donde haya restos habrá vertedero, y donde haya vertedero se vertirán los restos, sin que podamos llegar a preguntarnos, como en el infantil acertijo o paradoja del huevo y la gallina qué fue antes, si el vertedero o los restos.

¿Dónde está pues el vertedero? En cualquier parte, entendiendo parte como el lugar en el que pueda haber restos, esto es, en cualquier lugar. El vertedero ocupa todo y cualquier espacio. Todo es digno, si este adjetivo es el más apropiado, de constituir un lugar para ser vertedero.

Pero, ¿hay acaso un vertedero en acto y otro en potencia? ¿Un vertedero actual con sus restos caóticamente ordenados y otro a la espera de ser llenado? En absoluto. Vertedero es todo el espacio y si éste, según dicen ciertas teorías bien conocidas, se expande, se expande también el vertedero. Quizás estaríamos tentados a afirmar que la expansión del espacio se debe únicamente a que el vertedero hace lo mismo, posibilitando así que se de ese mismo espacio, pero caeríamos nuevamente en la futilidad de preguntarnos lo de antes; ¿huevo o gallina? Pero la expansión no significa que lo expandido sea algo que antes no era: fuera del espacio o del vertedero no hay nada, entendido como que no hay el propio haber. La expansión consiste en la posibilidad real y por tanto no ya posibilidad sino actualidad necesaria (como diría un kantiano, condición de posibilidad dada en la propia experiencia), de haber espacio y vertedero.