martes, 15 de junio de 2010

Amanece, que no es poco

Despierta, amigo, despierta,
atrévete a soñar,
comienza cada día
aprendiendo a respirar.

Que el sol que te circunda
te salude al verte pasar,
que el agua en la mañana
jamás te pueda ahogar.

Que el aire llene tu pecho
y se ponga rojo de gritar,
criatura recién parida
que hoy comienza a caminar.

Que la tierra que apoya tus pasos
no se atreva a tu traje manchar
y tu carne, todavía fresca,
con su muerte mancillar.

Que el fuego de Éfeso
en tu lengua, tu cuerpo, tu amar,
mantenga siempre la llama
del eterno deseo virginal.

Despierta, amigo, despierta,
atrévete a soñar,
comienza cada día
aprendiendo a respirar.

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